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Cuando la Contraloría Distrital no controla: ¿Quién podrá defendernos?


Bien se ha dicho que cuando la sal no sala todo el mundo se corrompe, y pareciera que ese es el caso de Cartagena de Indias, pues ha resultado que a solicitud del colectivo ciudadano Control Visible, un grupo de jóvenes convencidos que Cartagena puede ser mejor, la Contraloría General de la República dispuso a varios de sus funcionarios para realizar un control excepcional sobre el contrato que mantiene el Distrito y la Concesión Vial de Cartagena S.A.

 

Mesa de trabajo de Control Visible Cartagena.

Este hecho resulta ser todo un acontecimiento, primero por el contrato que la CGR viene a auditar, pues los peajes han sido tema de debate en todas las campañas a la Alcaldía desde que se construyeron en 1997. Y Segundo, porque el hecho que la Contraloría Nacional ordene control excepcional, indirectamente también declara la ineptitud de la Contraloría Distrital para realizar las funciones que le corresponden, y no es para menos, si la chispa que encendió las llamas en la ciudad inició precisamente con el nombramiento de la Contralora.

Auto mediante el cual la Contraloría General de la República resuelve la solicitud de Control Excepcional en Cartagena.

En este contexto, más notable resulta la decisión cuando en junio del 2016 tres auditores de la Contraloría Distrital de Cartagena  presentaron informe al contrato de peajes internos de la ciudad en el cual conminaron al Distrito a liquidar el contrato con la Concesión Vial en enero de 2017, pero este informe fue cuestionado con una denuncia por extorsión presentada por René Osorio, presidente de la Concesión Vial, en la que realizó graves señalamientos en contra de los tres auditores, quienes presuntamente le exigieron una suma de 250 millones de pesos para cambiar el informe.

Dicho informe ha generado polémica en diversos sectores de la ciudad, toda vez que el análisis financiero da cuenta que el concesionario ya habría recuperado su inversión más la tasa de retorno de 17,22% acordada con el Distrito en 1997.

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Según Jair Baleta Iriarte, director de Control Visible, el control excepcional lo realiza la CGR cuando el órgano de control fiscal local no da resultados o no genera confianza; en este caso, el colectivo pide al contralor Edgardo Maya Villazón que se investiguen las cuentas y los recursos manejados por el concesionario desde 1997 a fin de confirmar o desmentir lo dicho en los informes más allá de las denuncias realizadas contra funcionarios de la Contraloría Distrital.

Esta decisión promovida por el Colectivo control visible se encuentra con otra iniciativa ciudadana llamada “Firmatón” adelantada por un grupo popular, que promueve el retiro de peajes en toda el área del Distrito Turístico y Cultural de Cartagena y que ha recogido más de 75 mil firmas que exige la Registraduría Nacional, con miras a una consulta popular.

Una parte del pueblo cartagenero unido por la «Firmatón».

Aquí el debate tiene varias posturas encontradas mientras la “Firmatón” promueve se retiren todos los peajes, control visible promueve que su operación y rentas pasen a manos del distrito para ser invertidos en obras para la ciudad.

Al decir de Baleta “No soy de la idea de que sean retirados porque así le trasladaríamos la carga fiscal al distrito quien tendría que sacar de su presupuesto público para mantenimiento… Esta malla vial necesita inversiones constantes, porque por allí transitan muchos vehículos de carga pesada.»

En relación con los peajes son varias las preguntas que la ciudad debe responder para encontrar el camino para que las cosas mejoren: ¿Quién se beneficia con el retiro de los peajes? ¿Por qué la vía del mentado contrato no tiene arborización? ¿Por qué no tiene puentes peatonales? ¿Cuántos muertos han caído sobre ese asfalto? ¿Quiénes han sido las víctimas? ¿Quiénes los victimarios? ¿Ha generado valor social en estos 20 años? Y la lista se extiende, y aunque las respuestas pudieran parecer obvias en una conversación de mercado, estas mismas pueden revelar el sueño de ciudad que tenemos en la cabeza los cartageneros. Mientras tanto, parece que la ciudad gritara que el control excepcional debe extenderse sobre otros tantos temas que parecen dejar en evidencia, que un Contralor elegido por Concejales y con campaña hecha desde el palacio de la aduana no controla lo que debe controlar… y cuando la sal no sala toda la carne se corrompe.


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