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Asociación de Bananeros de Colombia, declara al 2017 como «el año del banano»


Apartadó (Colombia), 21 mar (EFE).- En las plantaciones bananeras del Urabá, en el noroeste de Colombia, cuelgan junto a los miles de racimos de fruta las ilusiones de una región que trabaja para romper definitivamente con un estigma de violencia y equiparar el estatus del banano al del café colombiano.

La Asociación de Bananeros de Colombia (Augura), además de declarar 2017 como «el año del banano» al proyectar la exportación de alrededor de 96 millones de cajas al exterior, teje una estrategia para reivindicar al Urabá, principal productor de esta fruta del país, y una región que aún lucha contra el olvido estatal.

«Tuvimos una violencia que no propició el sector bananero, pero ya pasamos esa hoja y estamos construyendo el presente y visualizando el futuro», dijo a Efe el presidente de Augura, Juan Camilo Restrepo.

Estas prósperas tierras, cuna de deportistas de la talla de la triplista Caterine Ibargüen y del futbolista Juan Guillermo Cuadrado, fueron cubiertas por sangre durante masacres en las que fueron asesinados por paramilitares y guerrilleros de las FARC decenas de trabajadores de fincas bananeras.

Hoy, las 34.000 hectáreas sembradas con la fruta en el Urabá, que generan 25.000 empleos directos, son una cuota en la aspiración del sector por conseguir que el banano colombiano sea una marca tan posicionada como el café en exterior.

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Según explicó Restrepo, será una gran ganancia que el comprador y consumidor perciba que el banano de Urabá «no está manchado de sangre, sino manchado con el trabajo de las manos de nuestros cultivadores».

Para ello, hay programadas «visitas diplomáticas» a Europa, adonde Colombia exporta el 73 % de la producción de esta fruta, para consolidar aún más esa relación comercial y revelar elementos característicos de la producción.

«Así como sucede con una taza de café colombiano, queremos que el consumidor sepa que consume un banano colombiano. Esto es identidad de país y de producto», indicó Restrepo.

Ese discurso crece en trabajadores como Jorge Eliécer Méndez, a quien los 15 años que lleva vinculado al sector lo llevan a sentenciar que el banano de Urabá es el «mejor, por eso cada vez es más apetecido en el exterior».

Junto a Méndez, encargado del lavado y selección de la fruta, trabajan 25 personas en una finca de Apartadó, uno de los cuatro municipios que integran esta región, en la que aún se siente la amenaza de la banda criminal Clan del Golfo, anteriormente denominada Los Urabeños.

No obstante, para los cultivadores es más fuerte la belleza de cada racimo envuelto en bolsas azules para su protección que cualquier teoría que dicte que Urabá siempre será un territorio atractivo para actividades ilícitas por su ubicación geográfica, con costas sobre el Atlántico y en la frontera con Panamá.

«Esta tierra está muy estigmatizada; cuando se habla de Urabá piensan en lo malo, en masacres y grupos criminales. Pero aquí hay desarrollo, y gente buena y trabajadora», afirma Winston Moreno, administrador del campo experimental de Augura.

Luego de las 10 ó 12 horas de labores que demanda cada finca cuando hay embarque de miles de cajas que tienen como mayor destino países como Bélgica (39 %), Estados Unidos (16 %), Italia (14 %), Reino Unido (8 %) y Holanda (5 %), agricultores como Moreno sienten la gratificante experiencia de enviar en buques el mejor producto que han cultivado en un periodo de nueve meses.

«Esta labor la hacemos con mucho amor. Tengo la convicción de que eso se refleja en el sabor del banano, eso lo hace más dulce», comentó a Efe Moreno con la alegría que le genera vivir en «la mejor tierra, en la mejor esquina de América».

Esa convicción de los agricultores más experimentados empezó a ser transmitida a las nuevas generaciones para buscar renovación.

Augura puso en marcha un programa de capacitación de jóvenes de entre 18 y 25 años en las fincas que, además de un diploma que certifica sus estudios, le ofrece a sus participantes un contrato de trabajo a término indefinido.

«Cada joven que seducimos se lo quitamos a la violencia», precisó Restrepo.

Y es que en tiempos de posconflicto en Colombia, el sector bananero puede ser un buen ejemplo con la desmovilización en la década del 90 de miembros de guerrillas como el Ejército Popular de Liberación (EPL), acogidos por el sector bananero y que ahora son base de Sintrainagro, considerado el sindicato más grande de Colombia en el campo.

«Si hay un sector y una región que tiene autoridad para hablar de posconflicto es esta. Nosotros ya hicimos la reconciliación y el posconflicto», agregó.

Urabá, además de acabar con un estigma y ser ejemplo, proyecta crecer con megaproyectos como las autopistas al Mar 1 y 2, que conectarán Medellín con el Mar Caribe, y convertirse en la «gran despensa agrícola de Colombia».


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