¡Pongámoslos a estudiar!
Por: Manuel Raad Berrío*
En los últimos cien años nuestras ciudades han incrementado su tamaño más de cien (100) veces, desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, Cartagena pasó de poco más de 9000 habitantes a una ciudad con casi un millón y medio, Medellín de poco más de 40.000 hoy supera los dos millones y medio, y Bogotá, de unos 78.000 habitantes pasó a superar los ocho millones. Estos son solo tres ejemplos, pero el patrón se repite en casi todas las ciudades del país con especial énfasis en las capitales de departamento. Sin detenernos en las causas, resulta que en estos cien años las condiciones de vida y los problemas en nuestras ciudades se han vuelto especialmente complejos, y en consecuencia también Gobernar.
De los anales del congreso se puede extraer que en la primera mitad del siglo XX se aprobaban en promedio unas 4 o 5 leyes al año, lo que contrasta con el hecho que desde 1991 se han aprobado 1871 leyes para un promedio de 72 leyes por año, y si el primer juramento del gobernante es “Respetar y hacer cumplir la Constitución y las Leyes” resulta fácil imaginar las consecuencias, especialmente en gobiernos con gobernantes que las ignoran.
Hasta aquí no hay nada nuevo bajo el sol, lo sorprendente es que habiéndose complejizado tanto el panorama de la función pública, resultemos aún hoy eligiendo alcaldes con los mismos requisitos que hace 100 años, perdón con menos, por aquello del voto censitario. Y es que, a juicio de este profesor, el Derecho a elegir y ser elegido se ha convertido en un cómplice institucional del populismo y de las irresponsabilidades de algunos ciudadanos que, ignorando tanto la función pública, ignoran hasta su propia incapacidad.
De “Icaros” con alas de cera queriendo alcanzar el sol, estamos aburridos. Algunos con la estúpida intención de apropiarse del bien común, y otros que, con buenas intenciones, en su ignorancia resultan presos de las mafias en desmedro la ciudad y sus gentes.
Así, digo: “POSGÁMOSLOS A ESTUDIAR”
Pongámoslos a estudiar para salvaguardar el bien común, pongámoslos a estudiar estableciendo requisitos habilitantes para ser candidato a las Alcaldías, pongámoslos a estudiar al mejor estilo escolar, con un examen público estandarizado y trazable, que evalúe a los potenciales candidatos por lo menos en los saberes básicos de la función pública.
Pongámoslos a estudiar para asegurar la continuidad de los proyectos públicos, y rompamos con la mediocridad de los empalmes casi secretos y sin metodología de seguimiento, exijamos que nuestras escuelas de gobierno se integren a las instituciones de educación superior de cada ciudad y se especialicen en estudiar, auditar y promover permanentemente el conocimiento de la gestión del gobierno, convirtiéndolas en articuladores de lo que este profesor ha llamado gestión del conocimiento público, que se traduce en verdaderos centros de conocimiento que se movilizan para aprovechar la información pública y generar conocimiento público.
Pongámonos a estudiar, y los invito a hacer una prueba desde el mendigo hasta el doctor, preguntemos por ejemplo ¿de dónde viene el agua en nuestra ciudad?, ¿de dónde los alimentos?, ¿cuántos niños en edad escolar tenemos?,¿están todos estudiando?, ¿Cómo les va a nuestros colegios en los Índices Sintéticos de Calidad Educativa – ISCE?, ¿Cuáles son las enfermedades más frecuentes en nuestra ciudad?, ¿qué dice el PGIRS sobre el manejo de residuos sólidos? ¿Qué son los POT, los POMCA, los planes maestros? ¿se cumplen? en fin… Cuando en su casa se va la luz sabe dónde llamar; cuando sus hijos van al colegio se asegura que vayan, revisa sus notas, que estén bien vestidos, y pregunta frecuentemente a los maestros por ellos; Cuando llega la hora de cenar sabe qué tiene para brindar a su familia o si no tiene sale a buscar; sabe cuándo y cuánto le pagan, y tiene claro si le alcanza o no… ¿se imagina Usted administrando su hogar sin saber eso?… Ahora imagínese decidiendo por la ciudad sin saber eso.
Nuestras ciudades son nuestro hogar grande y en él tenemos millares de hijos, hermanos y padres, y los que comprendemos esto, sabemos que muchas ciudades en Colombia, al igual que Cartagena, han sufrido tanto por la corrupción como por la ignorancia de sus dirigentes y su pueblo. Así, ¡pongámonos a estudiar!
*Profesor, abogado y urbanista.