Dinero

¿Quién paga realmente la cuenta cuando se compra ropa tan barata?


Una investigación de la BBC siguió el recorrido de algunas prendas de vestir para analizar cuáles son los verdaderos costos ambientales y sociales que hay detrás de una oferta de ropa tan barata.

La BBC hizo un recorrido desde España a Etiopía para examinar cómo el planeta y las personas con escasos recursos terminan pagando la cuenta de la imparable sed por la moda.

La difícil situación de algunos trabajadores que fabrican nuestra ropa se hizo aún más evidente en 2014, cuando 1.138 trabajadores de la confección perdieron la vida en el colapso del complejo textil Rana Plaza, en Bangladesh.

Trabajadoras en fábrica de Etiopía

La presión para mejorar las condiciones laborales de estas personas fue inmensa, y trajo cambios. Sin embargo, también hubo consecuencias imprevistas. Debido a que los salarios aumentaron en Bangladesh, muchas compañías se fueron a otros lugares para mantener bajos los costos.

En Etiopía, por ejemplo, los salarios son en promedio un tercio de los que se pagan en Bangladesh. Es decir, los salarios de menos de US$7 por semana son muy habituales.

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Y ni hablar de las condiciones laborales intolerables, desde baños insalubres hasta el abuso verbal.

Aunque dicho país tiene como excusa que la industria de la confección está proporcionando un medio de vida donde nadie más podría hacerlo, es terrible creer las condiciones deplorables en las que laboran estas personas.

Ahora, por si te es desconocido, ¿sabías qué la producción textil contribuye más al cambio climático que la aviación y el transporte marítimo juntos?

Fábrica de vaqueros

Lo cierto es que detrás de cada etapa del ciclo de vida de una prenda de vestir hay una consecuencia: abastecimiento, producción, transporte, venta minorista, uso y eliminación.

Para comenzar con los tejidos básicos que se utilizan en la fabricación de una prenda de vestir, no es tan simple como pensar que el problema es el uso del algodón frente a la tela sintética.

El algodón es un cultivo extraordinariamente necesitado de agua, tan solo la fabricación de una sola camisa y un par de jeans puede requerir hasta 20.000 litros de agua.

Con el auge del cambio climático, hay un enfoque cada vez mayor centrado en cambiar las actitudes hacia las compras, es decir, comprar menos ropa y arreglar las prendas rotas.

No obstante, la presión sobre las marcas para llevar las tendencias de moda desde las pasarelas hasta los clientes comunes es cada vez más fuerte. Pero, ¿cuánto será el costo ambiental y social de este hábito de consumo?


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