¿Qué es y cómo se puede prevenir el mal de Chagas?
El chagas o tripanasomiasis americana es una enfermedad causada por el parásito protozoario: el Trypanosoma cruzi, la cual se transmite a través de la heces del insecto. Esta enfermedad también puede transmitirse de madre a hijo durante el embarazo, por transfusiones de sangre procedente de donantes infectados, trasplantes de órganos procedentes de donantes infectados, a través de la ingesta de comida y sobre todo bebida contaminada por el parásito o a través de accidentes de laboratorio.
Esta infección puede permanecer por mucho tiempo en el cuerpo sin manifestar ningún síntoma, afectando el corazón o sistema digestivo ocasionando la muerte en algunos casos. Se cree que 8 millones de personas la padecen en el mundo y la mayoría lo desconocen. En 7 de cada 10 personas el parásito no causa ningún daño, lo que significa que ser portador o estar infectado no desarrolla la enfermedad. Los niños y adultos con esta enfermedad no saben cuando se infectaron pero pueden convivir toda su vida con este parásito.
Dentro de los síntomas más frecuentes en quienes padecen el mal de chagas están problemas de corazón, que se dan aproximadamente en 3 de cada 10 personas y en el aparato digestivo, se dan en 1 ó 2 de cada 10 personas. Entre quienes padecen problemas de corazón o el aparato digestivo sus síntomas son:
- Mareo
- Desmayos
- Palpitaciones
- Dolor en el pecho
- Fatiga
- Estreñimiento
- Dificultad para tragar
Para detectarlo se debe hacer una prueba específica la cual consiste en detectar la presencia de la infección a través de un análisis de sangre. Si la persona sospecha que puede padecer esta enfermedad se recomienda acudir al médico más cercano. En caso de que la persona portadora sea madre, es importante que se realice los análisis también a sus hijos. También será conveniente realizar un estudio de corazón a través de electrocardiograma y radiografía.
Su tratamiento varia de acuerdo a la edad del paciente, es efectivo la fase aguda de la enfermedad y menos eficaz en la fase crónica por lo que se recomienda un diagnostico a tiempo. Si el paciente es un niño menor de 1 año el tratamiento conseguirá una curación completa. Tanto en niños como en jóvenes el tratamiento tiene menores efectos secundarios. Por otra parte en los adultos la curación no es garantizada, pero el tratamiento puede evitar la progresión de la enfermedad y la aparición de complicaciones cardíacas. En las embarazadas y lactantes no se puede realizar el tratamiento, pero se recomienda evitar el embarazo mientras se estén medicando.