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Nuevo programa de inteligencia artificial causa revuelo y alertas


Por Andrej Sokolow (dpa)

En los últimos años ha surgido una variedad de programas informáticos que utilizan la inteligencia artificial para escribir en segundos, textos que apenas se distinguen de los de un ser humano. Esto podría cambiar el mundo y conllevar graves consecuencias para millones de personas. 

«Quienes escriben correos electrónicos, crean documentos, redactan artículos o textos publicitarios e intercambian documentos en su trabajo, tendrán que partir de la base de que esto tendrá un profundo impacto, y de que este no será necesariamente bueno», advirtió el informático Sridhar Ramaswamy en la conferencia Digital Life Design (DLD) celebrada en Múnich.

Las predicciones de que los programas basados en inteligencia artificial podrían sustituir a los empleados de oficina, al igual que la automatización eliminó en su día muchos puestos de trabajo en las fábricas, existen desde hace mucho tiempo. Hasta ahora, el aprendizaje automático se había utilizado para aplicaciones auxiliares y con resultados que parecían estar lejos de ser perfectos. 

El pasado noviembre, sin embargo, el programa ChatGPT irrumpió en el mercado causando un gran revuelo en las redes. ChatGPT puede escribir cualquier texto que se le pida, como ensayos, cartas comerciales, poemas, noticias e incluso imitar el estilo de ciertos autores si así se lo desea. 

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El programa también responde preguntas con frases completas a partir de la información registrada. Si se le pregunta a ChatGPT cuántos años tiene el presidente de Australia, por ejemplo, el programa responde: «Australia no tiene presidente». Acto seguido, ChatGPT añade que el primer ministro Scott Morrison tiene 54 años. El problema es que, desde mayo del año pasado, el primer ministro australiano es Anthony Albanese. Esto ocurre porque la base de conocimientos de ChatGPT se creó en 2021, y a veces el software lo aclara y otras no. Y lo que es aún peor: en un segundo intento, ChatGPT convierte a Morrison en presidente.

Ahora bien, ChatGPT sigue siendo un proyecto experimental que puede aprender y seguirá aprendiendo. Sin embargo, errores como el mencionado ponen de manifiesto un problema fundamental: la respuesta parece convincente, pero es errónea, y el usuario no tiene ningún indicio para evaluarlo. 

Al mismo tiempo, las personas que se dedican a redactar y publicar informaciones falsas obtienen una poderosa herramienta. La tecnología crea «infinitas posibilidades de formular mentiras relativamente verosímiles con gran rapidez», advirtió en Múnich Phil Libin, veterano de Silicon Valley, quien augura para este año «una ola de despropósitos». Con el tiempo, añadió, la inteligencia artificial se anclará mejor en la realidad y entonces se beneficiará de sus capacidades.

Hasta entonces, prosigue Libin, hay que resistirse a la tentación de recurrir para el trabajo a programas como ChatGPT y producir automáticamente contenidos de baja calidad, ya que esto solo «aumentará la mediocridad». Según Libin, aquello que puede ser escrito por una IA, tendría que ser escrito por los humanos de manera diferente. «Tenemos que subir el listón de lo que significa que algo sea creado por un humano, con un alto nivel de calidad y originalidad», puntualizó. 

En otros sectores de la industria tecnológica también se está trabajando en programas informáticos basados en la inteligencia artificial. Mientras que OpenAI, desarrollador de ChatGPT, ha hecho público su programa, Google, por ejemplo, ha mantenido hasta ahora en secreto su programa lingüístico y solo lo utiliza internamente. 

Microsoft podría beneficiarse de ChatGPT. En 2019, la gran multinacional desarrolladora de software invirtió mil millones de dólares en OpenAI. Según informaron el «New York Times» y el sitio web «The Information», entre otros, a esta suma le siguieron otros 2.000 millones, importe que OpenAI habría utilizado para pagar la potencia de cálculo requerida para el proyecto. 

«The Information» escribe que ahora se habla de otra inversión de diez mil millones de dólares, de forma tal que Microsoft podría hacerse con un tercio de OpenAI. La plataforma informa asimismo que Microsoft también planea utilizar la tecnología de IA en su motor de búsqueda Bing, que hasta ahora ha competido sin éxito con Google.


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