Está más que claro que el Internet es el espacio por excelencia para comunicarnos, relacionarnos y hasta comprar.
Y este último, gracias a la revolución tecnológica, se ha convertido en el entorno online propicio para un incremento exponencial de líderes de opinión en las redes sociales. Hoy los llaman “influencers”.
El escenario clásico de los líderes de opinión ha dado un paso atrás para volcarse a Youtube, Twitter, Facebook e Instagram. Es decir, muchos de ellos no han necesitado de los grandes medios para posicionarse.
Antes la credibilidad de los líderes de opinión eran la visión del mundo asociada a determinadas experiencias y conocimientos que el público valoraba y que, por lo general, exigían cierta edad. Entre los líderes estaban los padres, familiares, deportistas, actores o cantantes.
Ahora los influencers muestran en las redes, vidas que todo joven “millennial” quisiera tener, productos gratuitos, eventos, viajes, colaboraciones con marcas, entre otras, los cuales los inspiran.
Por tanto, hoy en día la mayoría de los jóvenes quieren ser influencers para ganarse la vida trabajando en campos que les motiven y diviertan.
Esta realidad da lugar al desarrollo de líderes de opinión digitales y de una nueva profesión.
En cuanto al hecho de que sean líderes de opinión, es porque lo que proponen, dicen o hacen se convierte en una referencia que despierta admiración y unas continuas ganas de imitar lo que los “influencers” consumen, usan e incluso dicen a diario.
Es difícil predecir el futuro de un fenómeno tan masivo e innovador. Pero para nadie es un secreto que el impacto de estos nuevos líderes de opinión, en cuanto a gustos, decisiones de compra, personalidades e incluso actitudes, para los millennial es impactante y trasciende barreras que un día no se pensó cruzar.