Madrid/París, 14 feb.- El Real Madrid y el París Saint-Germain inician este miércoles un duelo de gigantes en octavos de final de la Liga de Campeones, una eliminatoria entre dos firmes candidatos al título, en la que se juega toda su temporada a una carta los de Zinedine Zidane ante un rival con sueños de grandeza.
El Santiago Bernabéu, donde el Real Madrid encadena 17 encuentros invicto en competición europea, acoge el primer capítulo de un enfrentamiento grandioso para el fútbol entre el vigente campeón que encara el reto imposible, ganar tres ‘Champions’ consecutivas, y un aspirante reforzado a base de talonario con jugadores de la grandeza de Neymar y Kylian Mbappé.
El duelo de equipos, con el deseo del PSG de retomar el testigo del Real Madrid y finalizar su hegemonía en Europa, con todo encaminado a un fin de ciclo si se confirma una temporada sin títulos grandes, se traslada en el césped a pulsos individuales de la grandeza de Cristiano Ronaldo contra Neymar, como mejores jugadores del mundo con permiso de Leo Messi, en el cara a cara entre dos tridentes en momentos dispares.
La BBC (Bale-Benzema-Cristiano) marcó los últimos años con tres conquistas de Liga de Campeones en cuatro ediciones, ante la MCN (Mbappé-Cavani-Neymar) que es el presente y enfoca la competición más grande como su principal reto. El tridente del PSG dobla en goles y espectáculo al madridista. Han marcado 74 tantos por los 38 del ataque del Real Madrid que ha coincidido tan solo en los últimos partidos en los que Cristiano Ronaldo ha recuperado su pegada.
Los siete goles en cuatro jornadas ligueras del portugués, su récord en la fase de grupos marcando nueve tantos sin faltar a la cita en cada jornada y la contundencia goleadora mostrada por los de Zidane en sus dos últimos compromisos ligueros de local (doce tantos marcados), son los aspectos a los que se agarra el madridismo con la esperanza de que su equipo borre la imagen de la presente campaña y recupere la identidad que le convierte en Rey de Europa con doce títulos.
Será el propio Zidane el que decida su futuro que quedará marcado por la eliminatoria ante el PSG. Llegó por no hacer los deberes ante el Tottenham en la fase de grupos y acabar segundo. Una imagen que se sumó a la dejadez y falta de hambre en Liga nacional y al exceso de confianza en la Copa del Rey que pagó con la segunda unidad ante el Leganés.
La Champions o el fracaso en una temporada en la que nadie recordará la conquista de títulos menores como las dos Supercopas o el Mundial de Clubes.
El día de más presión para Zidane, que nunca perdió una eliminatoria en ‘Champions’, tendrá que decidir si mantener a la BBC, con los riesgos en el repliegue defensivo y la inferioridad de sus laterales, o la inclusión de un cuarto centrocampista.
Nada hace pensar que el técnico madridista renuncie a su idea más firme que siempre usó cuando los indiscutibles no estaban lesionados. Con Cristiano como referente, Bale ocuparía la banda derecha y el cuestionado Benzema buscará con goles el cariño de un madridismo que ya lo tiene sentenciado.
La baja de Dani Carvajal es lo único que trastoca el equipo ideal de Zidane. Provocó una amarilla para pasar limpio a octavos y la UEFA le castigó con dos partidos que han sido inamovibles. Nacho es el favorito, por delante de Achraf, para ocupar el lateral derecho y probar su polivalencia en el marcaje a Neymar. Es el único que ha marcado con la camiseta del Real Madrid al PSG y lo hizo para decidir el último precedente, con un solitario tanto en los dos enfrentamientos de la fase de grupos hace dos ediciones.
Mientras, el PSG afronta el duelo como la gran cita que sus propietarios cataríes llevan esperando desde hace años para consolidarse como grandes de Europa y convencidos de que están mejor preparados que en el pasado. Los refuerzos de Neymar y Kylian Mbappé han situado al equipo en una nueva dimensión, tanto en calidad como en experiencia internacional, por lo que nadie a orillas del Sena espera que se produzca un descalabro similar al de hace un año en el Camp Nou.
El discurso generalizado en París es que el PSG ha progresado con respecto a las últimas temporadas, que ha ganado en contundencia y en fiabilidad, pero que enfrente hay un rival que, sin atravesar su mejor momento, no se puede menospreciar por la calidad de su plantilla y el peso de su historia.
La gran incógnita es cual será la respuesta del equipo ante un duelo de ese calibre, sabedores de que en el campeonato francés escasean los rivales de esa talla para medir su auténtica valía. El único test comparable esta temporada fue el doble duelo de la fase de grupos contra el Bayern de Múnich, que se saldó sin resultados concluyentes, con una contundente victoria en el Parque de los Príncipes y una derrota en el Allianz.
Tras aquel partido en Alemania, la prensa francesa publicó que los propietarios cataríes del club habían perdido la fe en el entrenador, Unai Emery, que puede quedar definitivamente sentenciado si no elimina al Madrid.
Para ello, el técnico cuenta con su majestuoso tridente, Mbappé-Cavani-Neymar, que a buen seguro pondrá de salida. El exmadridista argentino Ángel di María, el jugador más en forma del equipo en lo que va de 2018, pide paso, pero no parece probable que Emery se exponga a las críticas que supondría tener un mal resultado sin alienar a sus tres estrellas más mediáticas.
La otra gran duda está en el eje del centro del campo, un puesto tradicionalmente reservado al italo-brasileño Thiago Motta, pero que acaba de salir de una larga lesión y no ha entrado en la convocatoria. En ese tiempo, ha sido el joven argentino Giovani Lo Celso el más utilizado por Emery en la posición, pero su falta de experiencia internacional y su perfil más ofensivo pueden restarle opciones en el Bernabeu.
La opción es el veterano Lassana Diarra, que conoce bien al club blanco, donde militó entre 2008 y 2012. Pero el único fichaje parisiense en el mercado invernal llega poco rodado y apenas ha tenido tiempo de adaptarse al equipo.