«Betty la fea», el reflejo de muchos negocios colombianos
“Betty la fea” es un icono del entretenimiento colombiano, que habla de Beatriz Pinzón, una economista que para su suerte, consigue empleo en una de las compañías más importantes en el mundo de la moda, Ecomoda.
Pero esta telenovela además de ser una historia envuelta en drama y amor, es un reflejo de los líos a los que se enfrentan diariamente los empresarios colombianos. Y, por qué no, de los errores o pecados en los que éstos pueden caer.
La historia del libretista Fernando Gaitán, muestra un poco de los “pecados capitales” que ocurren en la junta directiva de muchas empresas del país, entre ellas corrupción, inapropiadas metas de crecimiento, totalmente irrealizables y acoso laboral.
Al poner estos puntos sobre la mesa, uno de los principales consejos para empresarios y emprendedores del país es contar con proyecciones de crecimiento y una planeación empresarial real, no como lo hizo el protagonista de la novela, Armando Mendoza, quien es el presidente de Ecomoda y diseñó su plan de trabajo con cifras ficticias.
Es decir, una cosa es lo que al emprendedor o empresario le gustaría que crezca su negocio y otra cosa es el entorno real económico, del mercado, y del sector. Por tanto, es necesario revisar la capacidad de riesgo a la hora de hacer inversiones, así como el retorno de capital esperado en un lapso específico.
La corrupción es otro de los puntos sensibles que tocaron los analistas al estudiar la trama de la novela, pues en casi todas las malas decisiones, ese factor fue el intermediario.
La enseñanza que deja la telenovela sobre decisiones como “maquillar” los estados financieros, debería ser un punto de referencia, muy creativo, para que el tema de corrupción se trace en la cultura organizacional del negocio y no llegar a las instancias a la que llegó Ecomoda.
Beatriz Pinzón Solano es durante toda la trama una excelente financiera, sin embargo, su desconocimiento sobre el producto de la empresa la hizo caer en el vicio de sacrificar la calidad para reducir costos. En estos casos se deben racionalizar los gastos que no sean estratégicos para el negocio, pero nunca deben afectar la cadena productiva y la calidad del producto.
Ahora, desde el inicio de la trama son evidentes las diferentes relaciones de abuso con los trabajadores. Armando Mendoza es el reflejo del acoso laboral al maltratar a sus empleados con gritos e insultos. También se destaca el personaje de Saúl Gutiérrez, encargado de contratación, quien busca hacerse con los favores sexuales de las trabajadoras en un entorno machista.
Estos casos comúnmente son por parte del empleador hacía una empleada. Pero estas conductas vulneran la integridad de la persona, hasta el punto en que se lograría sentir acosada y por ende, desapegarse de su labor y de la compañía