Deportes

El retorno con estigma de Chris Froome


El ejército de sabuesos del Mike Morgan escudriña, a golpe de talonario, informes para salvar el prestigio de Chris Froome. Al cuádruple ganador del Tour no le importa abonar astronómicos emolumentos al gran especialista en conflictos de dopaje (defendió a Alberto Contador, Maria Sharapova, Marin Cilic o Sergio Henao), porque sabe que este abogado es el único que le puede evitar una larga sanción por el positivo en la Vuelta a España.

El bufete londinense persigue argumentos científicos para justificar la presencia de 2.000 nanogramos de salbutamol en su orina, el doble de lo permitido por el reglamento de la AMA. Primero se adujo que esa elevada cantidad se debía a la deshidratación, luego a la fatiga, más tarde a las condiciones climáticas; lo último, un problema renal. La búsqueda de eximentes continúa.

El plazo de alegaciones abierto por la UCI sigue vivo. Luego arrancará un largo litigio judicial. Froome, además, se expone a la expulsión del Sky. Demasiada mochila para sus 33 años.

El ciclista insiste en su inocencia, pero en su entorno comienzan a asumir que es muy probable que cumpla una sanción, con la retirada del triunfo en la Vuelta a España y la medalla de bronce en el Mundial de contrarreloj de Bergen. Si la pena fuera de menos de seis meses, podría participar en el Giro de Italia.

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