La salud de cientos de personas que viven cerca del centro de pruebas nucleares de Corea del Norte está en peligro por la diseminación de residuos atómicos a través del agua, algo que puede afectar también los alimentos norcoreanos exportados ilegalmente a otros países, según un estudio reciente.
El análisis publicado este martes por la ONG surcoreana Transitional Justice Working Group (TJWG), considera que entre 270.000 y 540.000 personas que viven en un radio de 40 kilómetros en torno al centro de pruebas de Punggye-ri (noreste del país) o en las zonas regadas por los arroyos Namdae y Monte Mantap-Changhung podrían verse afectadas por residuos atómicos.
Punggye-ri, situado en la provincia de Hamgyong del Norte, a unos 380 kilómetros al noreste de Pionyang, ha albergado las seis pruebas nucleares subterráneas realizadas por el régimen norcoreano desde 2006, cada cual con un poder explosivo mayor que la anterior.
Aguas subterráneas
Según TJWG, la manera en la que los hogares en la región obtienen agua es «preocupante», ya que un censo de 2008 indica que el 15 % de las familias en la zona potencialmente afectada usa para beber aguas subterráneas, de pozos, manantiales etc, pero la falta crónica de electricidad hace inservibles la mayor parte del tiempo las estaciones de bombeo, por lo que el volumen seguramente sea mayor.
El estudio parte además de premisas como lo sucedido cuando el Gobierno surcoreano decidió someter en 2017 y 2018 a tests de exposición radiológica y otras pruebas a 40 desertores norcoreanos que residían en el entorno de Punggye-ri.
De los 40, nueve (el 22,5 %) mostraron alteraciones cromosómicas que se creen derivadas de su exposición a los isótopos radiactivos producto de las explosiones subterráneas en el centro de pruebas atómicas.
Recomendaciones
La ONG, financiada por las estadounidenses Fundación Nacional para la Democracia (NED) e Instituto Nacional Demócrata para los Asuntos Internacionales (NDI), recomienda a los Gobiernos de Corea del Norte y China investigaciones a fondo sobre los efectos de las pruebas nucleares y la publicación de los resultados.
A su vez, a Seúl le exige difundir los analíticas completas de los 40 desertores a los que se examinó y pide que se teste a los cientos de norcoreanos residentes en el Sur que son de la región afectada y que huyeron de su país después de que comenzaran las pruebas nucleares en 2006.
Pide además reforzar de manera generalizada los controles e inspecciones de alimentos agrícolas y pesqueros que puedan proceder de Corea del Norte.