Es la evolución del acoso callejero a internet.
Upskirting o “bajo falda” es una nueva modalidad de acoso callejero pero con tecnología. Es decir, son los millones de videos que muestran las partes íntimas de una mujer en un lugar público.
Los videos, que son grabados en lugares como el metro de Madrid, en las calles de Japón, o incluso, en el TransMilenio de Bogotá, son subidos a páginas porno, como una modalidad más de preferencia sexual.
Las mujeres no pueden denunciar porque muchas veces no saben quien es el agresor, vieron un celular que las grababa por debajo de la puerta del baño y cuando salieron ya no había nadie.
Esta modalidad no es nueva si se tiene en cuenta la existencia de la fotografía voyeur pero infortunadamente las redes cada vez más están siendo usadas para cometer delitos, agredir, silenciar, abusar y acosar a las mujeres.
Desde junio del año pasado, gracias a la campaña de la inglesa Gina Martin, la ley en Reino Unido prohibió el Upskirting y lo incluyó como una modalidad de acoso sexual.
Sin embargo, en el panorama colombiano, no hay penalización ni siquiera hay censura social.
Este tipo de vulneración de la intimidad no ocurre por culpa de la víctima y si bien es difícil tipificar un delito hay vías de denuncia, social y penal, para registrar este tipo de situaciones.
Así mismo, las plataformas suelen tener opciones de denuncia para contenidos no consentidos, que aunque son comunes en las redes sociales, todavía pueden faltar en los sitios de pornografía en línea.
Por un lado, estrategias como la línea púrpura o la Casa de la Mujer son opciones para acudir a las entidades de gobierno local y buscar redes de apoyo psicosocial y jurídico.