El libro que pasó del intento a una sobredosis anónima de bitácoras
“Bitácoras anónimas y otras sobredosis”, es un libro escrito por Óscar Fernando López Lobo o más conocido como el “lobo”, que derribó la desconfianza de la institucionalidad y dejó un precedente en la escritura costumbrista y sugestiva.
Ver a amigos aprovechar la convocatoria distrital del Portafolio de Estímulo de la Alcaldía de Barranquilla, hizo que el Lobo también quisiera hacerlo y como prenda de oro, su confianza estaba puesta en su apuesta de vida, es decir, vivir y no morir en el intento.
Como bien se sabe la Alcaldía de Barranquilla estableció como política de estado la convocatoria distrital del Portafolio de Estímulo, en el que a través de beneficios económicos fomentan la creación, investigación, formación y gestión de distintas áreas artísticas y culturales de la ciudad.
En esta política, el “Lobo” encontró su espacio, pues en la categoría de literatura “Nuevos creadores y escritores con trayectorias”, plasmó una crónica para contar ficción y de la buena.
En primera instancia, este escritor orgánico es el testimonio de que la realidad es dura pero que el arte y la postura crítica también son un bálsamo y un escape del caos diario.
Su libro “Bitácoras anónimas y otras sobredosis” describe a las que llama sus fantasmas, es decir, las mujeres que ha deseado, sea que las conozca o no.
“Yo me enamoro todos los días de las mujeres del caribe porque ellas llevan impregnado el oleaje del mar en sus caderas”. Esos son los detalles que el Lobo rescata de las mujeres que han tallado remembranzas en su vida y que las plasma en los 14 cuentos de su libro, por tanto el erotismo, las emociones y las raíces que envuelven las tradiciones están presentes en sus escritos.
Y es una de estas fantasmas la musa de uno de sus relatos más controversiales, una trigueña que enigmáticamente atrapa a sus lectores:
«La Fantasma realiza el mismo ritual después de concluir cada álbum, pero por ser el último bajó la botella hasta la mitad, porro y medio y cinco orgasmos, uno cada cinco minutos. El último duró cincuenta segundos, siempre lo hacía, temblaba, sudaba, gemía apretando dientes, músculos contraídos que parecieran desgarrarse, pupila dilatada, el corazón palpitaba velozmente hasta el estallido final con un zumbido ensordecedor.
Luego el gemido agudo como un punteo de guitarra desgarrador de tímpanos absorbía la música de los parlantes, el vibrato en la batería, en sus piernas, en su mano derecha empuñada al cielo, en su izquierda que se mojaba entre sus piernas. Dejaba de morder sus labios, concluyendo el ritual catártico y purificador del sueño realizado».
Extracto del cuento titulado ‘A Katyuska le encanta tomarse un mate antes del desayuno’.
Leer cada uno de estos cuentos te lleva por lugares entre luminosos y sombríos, pero siempre envueltos en un halo mágico que permite recrear en la mente del lector de manera exquisita, cada historia con una precisión exacta; creando colores, caras y emociones propias.
Son 500 los libros que ahora están en el universo, que pasaron por la FILBO y que con un sutil orgullo el Lobo los presume.
Con dos cerveza encima y estando modo “sabroso”, musicalizó la lectura de su libro en su lanzamiento el pasado 6 de diciembre, generando infinidad de reacciones entre los asistentes.
No obstante, en el colorido mundo de la narración, el Lobo se detiene para presentar una especial queja a la Alcaldía, y es darle vida a la palabra “Estímulo” del Portafolio. Porque a pesar de que su libro fue publicado, no hay ningún acercamiento a la comunidad, bibliotecas públicas o escuelas para incentivar la lectura.
