209 años llenos de dificultades hacen la historia de la economía colombiana, desde su nacimiento como república independiente.
La Nueva Granada, es decir, el país que manejaba la Corona española a través de su plan de colonización, vivía de una economía natural, relativamente próspera, pero con enormes diferencias sociales en contra de los nativos, es decir, de la población indígena.
El recaudo de impuestos por el tabaco y el alcohol, la extracción y comercialización de oro y el envío de correos, fueron el motor de la economía de la Nueva Granada.
Durante los últimos años del Siglo XVII y los primeros del Siglo XIX, el dinero recaudado por cada provincia era enviado a Santa Fe y posteriormente a España, desde donde eran redistribuidos a las colonias.
La producción agrícola sólo bastaba para consumo local, a diferencia de colonias como Venezuela o Cuba, desde donde se sacaban productos para comercializar en mercados foráneos.
Entre las provincias tampoco se intercambiaban muchos productos, pues un viaje entre Cali y Santa Fe a lomo de mula o en silleta podría demorarse un mes cuando había mal tiempo, periodo en el que ningún producto hubiera aguantado en buen estado.
A parte de lo anterior, la alta carga impositiva generó malestar entre los ciudadanos de todas las clases, los cuales llevaron a cabo manifestaciones en los días previos a la Independencia.
En 1802 figuran exportaciones de productos agropecuarios por el equivalente a 635.000 pesos, las cuales en 1804 ascendieron a 795.000 pesos, y representaban casi el 40% de las exportaciones de la Nueva Granada. El 60% restante correspondía a oro y otros minerales.
Según historiadores, la situación económica se agravó con el proceso de Independencia, cuando la explotación de oro, principal fuente de ingresos para la República, tuvo una caída drástica y los mineros dejaron de comprar como lo hacían antes. Por tanto, todas las regiones se vieron afectadas.
El siglo XIX fue esquivo para el desarrollo económico del país, debido al impacto generado por la alteración del orden tras la lucha independentista, que se extendió casi hasta 1850. Sin embargo, a finales de los años ochocientos, la producción y las exportaciones de oro disminuyeron y con ello cayeron los ingresos del país.
