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Al toque: El Terrible Poder Devastador de ‘Chateo’


Por Guillermo Jabba

Rondan los 80 minutos. En el alba de un contraataque, Yimmy trasporta la pelota con parsimonia, como almacenando energías para desplegar una agresión inminente. Cuatro agotados defensores de cerro son conscientes de la amenaza, y lo vigilan cuidadosamente mientras retroceden, manteniendo una distancia prudencial. De nada ha servido “rasparlo” todo el partido: Yimmy ha sido el señuelo para que sus compañeros aparecieran con sorpresa, y definieran en dos ocasiones. Un primitivo instinto de supervivencia les indica que el objeto de su asecho aún no desata su potencial individual, y ahora están muy agotados para provocarlo.

Jugado en punta, recostado sobre la raya derecha, espera Teo. Los paraguayos lo observan de reojo: Ya no piensan volver a caer en la vieja trampa de creerle lesionado, de que aún no entra en ritmo, para luego aparecer como un iluminado y dejarlos a todos en ridículo, como si él secretamente conociera el futuro de la jugada. El 2-0 era suficiente prueba de que a Teo siempre hay que tomarlo muy, muy en serio.

Yimmy,  le cede la pelota, y por un momento, los defensores respiran. No aparece nadie más de Junior, así que serán cuatro contra dos: La superioridad numérica está garantizada.

La lentitud de la jugada sacude a Leonel. Sabe que aún cuenta con tiempo para gritarles, para organizarlos un poco. Pero ¿cómo prepararlos contra lo desconocido?

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De repente, el tiempo se detiene. Teo parece haberlo congelado. Permanece inmóvil, con la pelota pegada al pie de su cuerpo completamente erguido.  Su cabeza inclinada, da la sensación de que tuviese la vista clavada al piso. El suspenso es más perturbador que el ahogo que sienten sus marcadores. Yimmy es el único que parece vencer del hechizo, y se le aproxima un poco.

Cuatro segundos después, la pelota está en la red. Nadie se explica cómo pudo pasar. En una combinación simbiótica entre ambos jugadores, la pelota pasó de uno a otro, ante los ojos incrédulos y las piernas inertes de sus marcadores. Luego de haberlo perseguido todo el partido, Yimmy definía mano a mano contra el arquero, justo después de que Teo nos convenciera a todos de que él remataría.

 

Tal es el Poder de la Asociación.

Tal es el Poder de La Sorpresa.

Larga vida a CHATEO.


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