La mina de cielo abierto más grande de Colombia, Cerrejón, enfrenta una estrecha situación financiera cada vez más compleja.
La caída estrepitosa en los precios internacionales del mineral le está pasando una cuenta de cobro alta a la mina.
La situación pasa de castaño a oscuro cuando a la administración no le quedó más camino que dictar medidas estrictas, como la de ordenar la “suspensión de compras que no se hayan programado o la de negociar la ampliación de los plazos para poder atender las obligaciones con proveedores y contratistas”.
Y llama la atención que este complejo minero esté bailando con la más fea, a buena cuenta de que ya no posee ni siquiera los ingresos básicos para mantener a flote la operación.
En abril la entidad no generó suficiente para pagar los gastos de operación. Entre ellos salarios, combustible, explosivos, gastos generales, servicios contratados, repuestos, entre otros.
Pero pagar esos gastos, la empresa tuvo que coger del saldo resguardado en los bancos, el cual equivale a US$207 millones.
A pesar de que Cerrejón se trazó una proyección en el flujo de caja y saldo en bancos, teniendo en cuenta la cotización del precio internacional del carbón en mayo 24 del 2019, que estaba en US$48,77 la tonelada, esta estimación financiera deja entrever un negativo de US$128 millones en junio pasado, así como un saldo en rojo para bancos por US$125 millones para noviembre, y de US$84 millones para diciembre.
Ahora Cerrejón trabaja por la supervivencia de la empresa, dada la crisis de liquidez y rentabilidad.
Pero lo más curioso del tema es que ninguna de las multinacionales propietarias (BHP Billiton, Anglo American y Glencore, cada una con el 33,3%), saldrían en auxilio económico del Cerrejón.