Poco antes de colarse en una tienda de El Paso a disparar, Patrick Crusius, un joven de 21 años publicó un desconcertante documento en la polémica plataforma 8chan.
El sitio, un refugio de libertad para los supremacistas blancos, pronto borró su contenido, pero noventa minutos más tarde, Crusius comenzó su acometida: comenzó a disparar contra los cientos de personas que, según las autoridades, se encontraban en la tienda de Walmart en ese momento.
En el texto asegura que probablemente moriría ese mismo día, pero lo cierto es que se entregó poco después a las autoridades sin resistencia.
Según expertos en el tema, Crusius se ajusta a un perfil particular: un individuo que pudo haber actuado solo pero que visitó un sitio internacional en línea que se vincula con la subcultura del extremismo, en la que otros incitan y fomentan actos violentos.
A través de esta acción, el autor de la masacre muestra cómo el «terror» se convierte en parte de un juego y cómo se usan ciertas plataformas, como 8chan, para la radicalización hacia el supremacismo blanco. Además, manifiesta cómo se está generando una tendencia creciente y perturbadora de violencia extrema a nivel internacional.
Este mismo patrón ocurrió durante el ataque de Nueva Zelanda en marzo, donde varios analistas han señalado cómo los autores de estos tiroteos han pasado desapercibidos por gobiernos que combaten otro tipos de «actos terroristas».