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Defensores Derechos Humanos en Colombia piden que paz no les cueste la vida


Bogotá, 21 feb (EFE).- La construcción de la paz en Colombia está costando cara a los defensores de los Derechos Humanos, 80 de los cuales fueron asesinados en 2016, según el informe anual divulgado hoy por la ONG Programa Somos Defensores.

«En 2016 se dispararon los asesinatos contra miembros del movimiento social, activistas y lideres sociales así como defensores y defensoras de derechos humanos», señaló la ONG.

El estudio indica que aunque diversos datos arrojan «la escalofriante suma de 125 asesinatos», según el concepto usado por Somos Defensores, de estos «solo se pudo documentar el perfil de líder social o defensor en 80 casos».

Sin embargo, esa cifra de homicidios es superior a los 63 casos contabilizados en 2015, un «incremento preocupante», según el informe de Somos Defensores, que tiene el apoyo de Diakonia Suecia, la embajada de Noruega y agencias como Oxfam Intermon, Misereor y Terre de Hommnes-Schweiz.

El documento agrega que cuando se empieza a vislumbrar el fin del conflicto armado se pensaba que los defensores centrarían su lucha «en coadyuvar a construir el camino de la paz desde escenarios territoriales y nacionales», pero el escenario no cambia.

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«Infortunadamente, la realidad no ha sido así. Todo lo contrario, los golpes diarios recibidos por los defensores y defensoras de DD.HH, son simplemente mortales y crecientes», agrega.

Según el informe, es «como una historia perversa» en la que «pareciera que estos hombres y mujeres luchadoras estuvieran condenadas a pagar el más alto costo por alcanzar la paz, configurándose una ecuación inversamente proporcional: a menos conflicto armado, más ataques al movimiento social».

«El incremento desmedido de estos homicidios demuestra que el Estado colombiano no está preparado para brindar garantías reales de protección a quienes se desmovilizarán y empezarán a defender sus ideas políticas sin armas», añade en referencia a los guerrilleros de las FARC que ya están en campamentos en los que harán el tránsito a la vida en sociedad.

Somos Defensores destaca que uno de los movimientos sociales y políticos más golpeados el año pasado fue Marcha Patriótica, afín a las FARC, que denunció homicidios y otras agresiones contra sus militantes.

«De no detenerse esta ola de asesinatos podríamos estar ad portas de un nuevo genocidio como ocurrió en la década de los 80 con la Unión Patriótica», dijo el informe citando lo sucedido con ese partido surgido en 1985 de otro proceso de paz con las FARC, que estuvo al borde de la desaparición por el asesinato de unos 4.000 de sus militantes.

La investigación también denuncia que ninguno de los defensores de Derechos Humanos asesinados el año pasado en el país contaba con medidas de seguridad de la Unidad Nacional de Protección (UNP), entidad adscrita al Ministerio del Interior que se encarga de brindar seguridad a personas que por su actividad política o social corren riesgos en el país.

«De los 80 defensores asesinados en 2016, el 13% (10 casos) había denunciado amenazas previo a su asesinato», indica el estudio.

En cuanto a la responsabilidad en las muertes, «se presentó un desproporcionado incremento en la presunta participación de paramilitares en comparación con los casos registrados en 2015», apunta Somos Defensores.

De los 80 homicidios corroborados, 45 fueron atribuidos a paramilitares por el estudio, que en 2015 había señalado a esos grupos como presuntos autores de seis casos.

Este incremento está asociado «a los intentos de cooptar los territorios que las FARC han ido dejando en su proceso de reincorporación a la vida civil», agrega.

Los grupos guerrilleros fueron señalados como presuntos autores de tres asesinatos de defensores en 2016, mientras que 28 fueron perpetrados por «desconocidos» y cuatro por la fuerza pública.

Además de los asesinatos, los defensores fueron víctimas en 2016 de otras agresiones, como amenazas, con 317 casos documentados, atentados (49), detenciones arbitrarias (17), desapariciones (2), uso arbitrario del sistema penal (9), hurto de información (6) y violencia sexual (1), para un total de 481 casos.

«Es en extremo preocupante como durante 2014 y 2015 la forma de agresión más representativa eran las amenazas, pero en 2016 estas caen significativamente (de 539 a 317 casos) y las afectaciones al derecho a la vida e integridad física de los defensores (homicidios y atentados) se dispara con 129 casos registrados», señala el documento.

Por eso, Somos Defensores concluye que el ejercicio de defensa de los derechos humanos en Colombia es como una pelea de boxeo en la que están siempre contra las cuerdas y «donde la constante es recibir golpes, levantarse, volver a caer, recuperarse y seguir con la esperanza de ganar».


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