“Nunca podré cometer el mismo error porque no soy tan estúpido como usted. (…) Eso solo sería posible, señor expresidente, si fuera tan estúpido como usted”, señaló Duterte en un discurso durante un foro de empresarios en la ciudad de Davao, situada en el sur de Filipinas, retransmitido por la televisión local ABS-CBN.
El mandatario ya llamó “idiota” a Gaviria el miércoles pasado por haberle instado en un artículo publicado en The New York Times a abandonar su agresiva campaña contra las drogas porque es una lucha que no se puede ganar por la fuerza, según su experiencia.
Gaviria, que fue presidente de Colombia en pleno apogeo de los cárteles de la droga entre 1990 y 1994, dijo que la línea dura además de no dar resultado conlleva unos costes humanos “enormes”. Gaviria argumentaba que “enviar más soldados y policías contra los consumidores de drogas no solo es una pérdida de dinero, sino que además puede empeorar el problema”, y reconoce que esto lo «aprendí a la mala”.
En respuesta, Duterte refutó la opinión de Gaviria señalando las diferencias que hay entre la cocaína y la metanfetamina hidroclorídrica o ‘shabú’, un potente alucinógeno muy popular entre las clases pobres de Filipinas.
La cancillería colombiana respondió con el envío ese miércoles de una nota de protesta al Gobierno de Filipinas, en la que calificó de “desafortunadas” las declaraciones y pidió “respeto”.
El uso de insultos para descalificar a quienes le critican no es algo nuevo para Duterte, quien llamó “hijo de puta” a Barack Obama cuando ocupaba la Casa Blanca y recientemente ha usado el mismo término para referirse a los obispos de Filipinas.
El presidente filipino ha recibido críticas de la comunidad internacional desde que a su llegada al poder el 30 de junio emprendiera una agresiva campaña para limpiar los barrios de drogas.
La “guerra antidroga”, en la que se han cometido ejecuciones extrajudiciales de traficantes y adictos con impunidad, ha causado más de 7.000 muertes desde su inicio.
La campaña se halla en este momento suspendida para “limpiar” la Policía de agentes corruptos, pero Duterte ha expresado su intención de reanudarla cuanto antes y prolongarla hasta el fin de su mandato, en 2022.