Al menos 116 personas han desaparecido y 132 han sido rescatadas después del naufragio de un bote de madera que transportaba personas por el Mediteráneo con destino a Europa.
Anteriormente, la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR) había hablado de más de 150 desaparecidos y otras 150 rescatados.
El portavoz de la Guardia Costera libia, Ayub Qasem, explicó en declaraciones a la prensa que en la embarcación viajaban alrededor de 250 personas, y que los rescatados “fueron trasladados a tierra, don de recibieron primeros auxilios” antes de ser conducidos a centros de detención bajo el control del gobierno sostenido por la ONU en Trípoli.
El Alto Comisionado para los refugiados de la ONU ha calificado el naufragio como “la peor tragedia en el Mediterráneo ocurrida este año” y ha insistido en que es urgente “restaurar los rescates en el mar, poner fin a la detención de refugiados y migrantes en Libia y aumentar las vías seguras” para salir de Libia “antes de que sea demasiado tarde para muchas más personas desesperadas”.
Por su parte, el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, se ha mostrado este viernes «profundamente entristecido» por la noticia.
«El secretario General reitera que Libia no es un país seguro de asilo y que los refugiados deben ser tratados con dignidad y respeto y de acuerdo con las leyes internacionales», agregó.
La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) cifró esta semana en 683 el número de personas que han muerto en lo que va de año en las tres principales rutas de emigración irregular en el Mediterráneo y alertó del alto incremento en la del oeste, la que conduce a España.
