La larga batalla judicial entre los papás de Vincent Lambert y su esposa, ha terminado.
Pues que Vincent Lambert, un paciente en estado vegetativo desde hace 11 años en Francia, falleció en la mañana de este jueves.
Lambert tenía 42 años, era enfermero y estaba a punto de ser padre en 2008 pero un fuerte accidente de tránsito ese mismo año, en la ciudad de Chalons-en-Champagne, en el noreste de Francia, cambió su vida.
Desde entonces, este francés se convirtió en un símbolo del debate sobre la muerte digna en su país, es decir, la eutanasia. Debido a toda la batalla legal entre sus padres, católicos devotos, que luchaban por mantenerlo con vida, y su esposa, que afirmaba que él nunca hubiera querido vivir de esa manera.
Según Rachel, la esposa de Vincent, su marido había dejado claro antes de su accidente que no querría que se le mantuviera con vida artificialmente, pero nunca lo puso por escrito.
Por eso, ella luchaba por «verlo libre» y por que se «respeten sus convicciones».
Múltiples evaluaciones médicas ordenadas por los tribunales concluyeron que Lambert no tenía ninguna posibilidad de recuperarse y que su estado vegetativo era irreversible.
Por tanto, en cumplimiento de un fallo de la Corte de Casación, el órgano jurisdiccional de más alto rango en Francia, los médicos comenzaron a retirar el tratamiento de Lambert la semana pasada.
Concretamente detuvieron las sondas que lo alimentaban e hidrataban y le administraron una sedación profunda y continua.
El Comité de Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU había pedido a Francia que mantuviera vivo a Lambert mientras llevaba a cabo su propia investigación sobre el caso, una petición que el gobierno estimó que no era vinculante.
Al contrario de otros países europeos como Holanda, Bélgica o Suiza, la eutanasia activa o el suicidio activo están prohibidos en Francia.