Colombia comenzó a incursionar en la exportación de ganado de pie, en el que se transporta ovejas y novillos vivos en barcos, por una ganancia alrededor de 30 millones de dólares al año para el país. Pero las criticas por esta práctica están desaforadas porque muchos aseguran que sí los animales pisan esos barcos ya están sentenciados a una muerte segura.
Gracias a las imágenes que reveló un periodista de un programa de televisión colombiano acerca de un barco de seis pisos con bandera libanesa que cargaba 4.000 vacunos en un puerto colombiano, las voces de criticas comenzaron a insistir en que el Estado debería de tomar medidas de prohibición o regulación de estos animales al ser transportados.
En países como Australia, Europa e India se viene debatiendo la prohibición de estos barcos con cargas de seres vivos en condiciones que hacen pensar que son tratados más como mercancía porque los animales se encuentran expuestos al hacinamiento, las enfermedades, las temperaturas extremas y hasta las tempestades y naufragios. Por lo que no es prohibir este mercado, ya que es un negocio legal, sino cumplir con los derechos y condiciones mínimos de los animales, avalados por leyes internacionales.
Frente a las críticas de las voces animalistas en Colombia, José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, comentó que “Uno no vende lo que quiere vender, sino lo que le compran. Eso es básicamente el comercio y en ese sentido no tengo que imponer una restricción que afecte claramente el desarrollo de la comercialización y de un sector”.
