El glaciar conocido como Pizol es una víctima más del cambio climático, pues desde 2006 perdió entre el 80% y el 90% de su extensión.
Pizol ahora mide menos que cuatro campos de fútbol, convirtiéndose en un «casquete de hielo», término utilizado para describir los pequeños glaciares.
El pasado domingo, en la parte inferior del glaciar, un grupo de suizos hicieron la marcha fúnebre vestidos de negro para simular el duelo.
Este “funeral» representa para las oenegés que lo organizaron, como Greenpeace, una oportunidad para alertar que el cambio climático también pone en peligro «nuestros medios de subsistencia» y amenaza «la civilización humana tal y como la conocemos en Suiza y el mundo entero».
Tanto en Suiza como en Islandia, dos países conocidos por sus glaciares, los científicos comparten su preocupación por el calentamiento global.