Si en algo coinciden los expertos y analistas es en que frente a esta estrategia terrorista que amenaza a toda Europa hay que prepararse para una lucha larga y apostar por la resiliencia de las sociedades democráticas.
Después de los atentados de Niza, Berlín, Londres y Estocolmo, todas las capitales así como las ciudades más turísticas del Viejo Continente han invertido en dispositivos fijos para evitar ataques con vehículos. Pero esto no es suficiente ya que es muy fácil evitarlos.
«Es el principio de los objetivos blandos», explica a la agencia AFP Frédéric Gallois, exjefe de las fuerzas de élite francesas GIGN. «Cualquier concentración de civiles es un objetivo. Y hay miles de concentraciones de multitudes».
«En la medida de lo posible los terroristas escogen objetivos blandospero con un alto grado de connotación simbólica, como los Campos Elíseos o Las Ramblas, pero si estos lugares están bien protegidos, como comienza a ser el caso, pueden atacar una calle aledaña», explica.
«En Roma, si no pueden acercarse a la plaza San Pedro pero sí por ejemplo lograr matar a una docena de personas en una calle próxima, habrían conseguido atacar Roma y el Vaticano. El valor simbólico sería el mismo», estima.
Estos ataques, calificados de «terrorismo low-cost», o de «bajo costo»,han sido preconizados desde hace tiempo por los grupos yihadistas. Primero por Al Qaida en su propaganda de principios de los años 2000, y después por el grupo Estado Islámico (EI).
Debilitar poco a poco al enemigo
Esta estrategia, también conocida como la «de los mil cortes» porque busca debilitar poco a poco al enemigo a falta de poder enfrentarlo de manera frontal, hace que cualquiera pueda cometer estos atentados: agentes infiltrados, los retornados de Siria o Irak, simpatizantes autorradicalizados o incluso enfermos mentales.
El grupo «Estado Islámico los llama a ‘utilizar cualquier medio a su disposición, un vehículo, un cuchillo o una piedra», indica Frédéric Gallois al explicar que «esto multiplica su capacidad a pasar al acto. No necesitan ningún tipo de formación, solo un objetivo y una oportunidad. Desde un punto de vista terrorista, la relación costo-efectividad es imbatible».
De acuerdo con el experto, ya no buscan cometer ataques grandes, que necesitan muchos recursos, «sino frecuentes, para intentar desestabilizar al enemigo. Es la regularidad que más hace daño. La consigna es ‘piensen a largo plazo y sean regulares’. Actualmente, hay un atentado en Europa entre cada cuatro a seis semanas. Después de esto tiempo, todos nos decimos va a pasar algo pronto»
Para el investigador Jean-Pierre Filiu, profesor en Sciences Po Paris, el grupo EI, que reivindicó inmediatamente el atentado en las Ramblas de Barcelona, sigue una lógica propia y elige objetivos a largo plazo. «Es una tema de oportunidades dentro de sus planes terroristas», señaló el viernes en la emisora France Inter. «Quieren mostrar que siguen siendo poderosos pese a sus reveses en el terreno».
Frente a esta amenaza imposible de neutralizar completamente en un futuro cercano y que aumenta con el regreso a de cientos de yihadistas de Irak y Siria, los responsables políticos deben enseñar a las democracias europeas a resistir.
«Debemos mirar la realidad de frente. Hacer creer a la gente que prohibiendo la entrada de musulmanes (…) o cerrando mezquitas se resolverá el problema es mentirles. Al contrario, esto refuerza los argumentos del (grupo) Estado Islámico», dijo recientemente a la agencia AFP la senadora francesa Nathalie Goule, quien copreside la comisión de investigación sobre la lucha contra las redes yihadistas.
«Un tipo que arremete contra una multitud con un vehículo... lastimosamente es algo con lo que tenemos que aprender a vivir», agregó.