El Centro Correccional Metropolitano (MCC, por sus siglas en inglés) vuelve a ser noticia estos días, aunque ya no es por acoger en sus celdas al conocido narco mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán sino porque allí apareció muerto el sábado el multimillonario estadounidense Jeffrey Epstein, aparentemente por suicidio.
El financiero, que era investigado por presunto abuso y tráfico sexual de menores, esperaba allí su juicio sin posibilidad de fianza tras ser acusado de protagonizar un oscuro esquema de abuso y tráfico sexual de menores.
Pero, ¿Cómo es este penal donde también estuvieron recluidos el mafioso John Gotti y Ramzi Yousef, autores del atentado contra el World Trade Center en 1993?
Según varias denuncias de organizaciones civiles, el Centro Correccional Metropolitano, al igual que otras cárceles federales, tiene problemas de escasez de personal y recursos, hacinamiento de prisioneros, violencia y malas condiciones sanitarias.
La cárcel fue construida para alojar a 474 reclusos, pero tenía 763 en el momento de la muerte de Epstein, según un comunicado de la Oficina Federal de Prisiones.
Algunos han descrito la presencia de grandes ratas en sus celdas, la existencia de unidades de aire acondicionado tan ruidosas que es imposible dormir y se han quejado de la ausencia de luz natural o de agua en los baños.
El fiscal general y secretario de Justicia de EE.UU., William Barr, dijo el lunes que se están descubriendo «serias irregularidades en esta instalación que son profundamente preocupantes y exigen una investigación exhaustiva».
«El Chapo» Guzmán fue uno de los que calificó la prisión como una «gran tortura» durante los 30 meses que pasó en solitario en ella, antes de ser condenado a cadena perpetua y transferido a la cárcel de máxima seguridad ADX en Colorado.
Durante su sentencia, Guzmán afirmó que tuvo que «beber agua no higiénica todos los días» y se quejó de la falta de luz solar y del aire seco del ducto que recibía en su celda.