Tras un intenso e interminable debate, que demandó más de 70 horas, la mayoría de los miembros del legislativo regional votó a favor de la medida.
Fue el Parlamento del estado de Nueva Gales del Sur quien aprobó una ley para despenalizar la interrupción del embarazo, penada con 10 años de cárcel desde hace 119 años.
Además, la nueva norma permite a las mujeres la interrupción voluntaria del embarazo hasta las 22 semanas de gestación y practicada por un médico registrado.
Con esta despenalización, “toda Australia reconoce tal derecho de las mujeres, incluyendo el derecho de controlar su propio cuerpo y su salud reproductiva», opinó por su parte la directora de Amnistía Internacional Australia, Claire Mallinson.
Alex Greenwich, el legislador del grupo independiente que impulsó la propuesta de ley, agradeció a sus compañeros el apoyo a esta «reforma histórica».
No obstante, esta medida ha generado el rechazo de grupos religiosos y políticos conservadores, como el exprimer ministro Tony Abbott.
