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Amenazan a las madres de los presos políticos en la cárcel del terror de Ortega: «Las vamos a matar»


  • En la cárcel de El Chipote, los opositores son amedrentados para que acepte crímenes que no cometieron

No permite que nada escape a su control. Echó a las madres, hermanas y esposas de los presos políticos que se habían instalado en las afueras del penal El Chipote de Managua, para sentirse más cerca de sus seres queridos. Las ha sustituido por un grupo de sus fieles que permanecen las 24 horas para impedirles regresar. Y, también desde el domingo, han tapizado las vallas de la entrada con una galería de fotos de los policías muertos en las revueltas.

Las medidas del Gobierno de Daniel Ortega intimidan aún más a unas mujeres que ya sufren los atropellos, amenazas e insultos de los fanáticos sandinistas. Basta acompañarlas a El Chipote cuando llevan la comida a sus reclusos, que no quieren los alimentos de la cárcel por temor a ser envenenados, para sentir el desasosiego y la tensión que soportan. Son diana del régimen orteguista por ser familiares de los detenidos -67 de los cuales están en El Chipote y decenas en otras prisiones- a quienes el presidente y su entorno consideran «terroristas». Valeska Sandoval, de 20 años, es una de ellas. Estudiante de Derecho de la UNAN, fue detenida el pasado viernes junto a otros veinticinco jóvenes en una casa de Managua. Después de que algunos de sus familiares aguardaran varias horas en la puerta de El Chipote, los guardianes anunciaron que allí no estaba y desconocían su paradero.

«La secuestraron primero en junio, en la carretera norte de Managua, con otra chica y dos chicos. Les quemaron la camioneta (todoterreno) y se los llevaron. Aparecieron al día siguiente golpeados», le cuenta a EL MUNDO una familiar. «Se fue a la UNAN porque quería seguir en la lucha». El vídeo que grabó Valeska para su madre, durante el sanguinario asalto de la policía y los paramilitares a dicha universidad, se hizo viral. «Mamá, perdóname, salí a defender mi patria. Te amo», decía la chica.

Sobrevivió al ataque y debió esconderse junto a los demás compañeros que también arrestaron el viernes. Con ella cayeron Justino Antonio Jarquin, Pedro Sánchez y Carlos Pavón, todos igual de jóvenes. Sus familias al menos saben que siguen en El Chipote.

 

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«Son las cárceles de tortura que tiene Nicaragua. Las usó Somoza y las está usando ahora el genocida presidente. Nosotras nos instalamos en las afueras de ese lugar porque encontramos un poquito de paz, de tranquilidad, en medio del dolor, al sentirnos más cerca de ellos», le dice a EL MUNDO Betsaida Guzmán, mujer de Oscar Danilo Mendoza. «A mi esposo, de 31 años, lo detuvieron en una casa de refugio con otros diez, uno de ellos menor de edad, en Sábaco [a 121 kilómetros de Managua, departamento de Matagalpa] y lo acusaron de terrorista. Fue militar hasta el 2008 y últimamente trabajaba de moto-taxista», cuenta Betsaida. «Unas semanas antes de su detención, fue convocado por el ejército y asediado por la policía nacional para que hiciera parte de los paramilitares asesinos de este gobierno. Son muchos ex policías y ex militares que han captado. Él se negó, me dijo: ‘me están convocando para hacer parte de los paramilitares y yo no voy a beberme una gota de sangre de mi pueblo. Prefiero que me maten'».

A otros, como a Norlan José Ibarra, les arrestaron solo por hablar con estudiantes. «Al lado de mi casa había dos tranques (barricadas) y los chavales dormían allá mismo. A mi hijo se lo llevaron sólo porque les hablábamos a los estudiantes«, rememora llorando la madre.

Según denuncia Betsaida, que ha buscado refugio junto a otros familiares en el recinto de la catedral de Managua, amedrentan a los presos políticos en la cárcel «tratando que acepten culpas que no tienen, crímenes que nunca han cometido. El único crimen que han cometido es amar a Nicaragua«. Betsaida revela que también ellas están en peligro. «Nos han dicho: ‘A ustedes las vamos a matar’. Tenemos temor por las represalias que se pueden venir. Pero no nos vamos a cansar para probar la inocencia de ellos. Los criminales y terroristas están sentados en el poder dirigiendo la masacre contra Nicaragua».


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