La ministra de Defensa de Alemania, Ursula von der Leyen, ha anunciado el pasado martes la su intención de su gobierno de aumentar su Ejército en 5.000 efectivos, con 500 reservas adicionales y 1.000 puestos civiles. Esta ampliación forma parte de un plan de crecimiento que pretende alcanzar los 198.000 efectivos para el año 2024. Se calcula que este incremento de sus fuerzas armadas requerirán una inversión aproximada de unos 955 millones de euros al año.
«La Bundeswehr [fuerzas armadas alemanas] está afrontando retos como nunca antes -dijo la ministra-, tanto en la lucha contra el Estado Islámico como en la estabilización de Malí, o en nuestra considerable presencia como miembros de la OTAN en los Estados Bálticos». Las fuerzas armadas de Alemania «también deben ser capaces de crecer al ritmo de sus tareas», agregó.
Mayor compromiso con la OTAN
El gobierno de los Estados Unidos de América, ya bajo el mandato de Donald Trump, ha expresado su deseo de que los demás integrantes de la OTAN intensifiquen su compromiso con la alianza. En una cumbre celebrada en Gales en 2014, todos los países miembros aceptaron destinar un 2 % de su PIB a su presupuesto de defensa. Actualmente sólo los Estados Unidos, Polonia, Estonia, Grecia y Reino Unido han cumplido el acuerdo.
El gasto militar alemán es de alrededor del 1,22 % de su PIB, pero en el pasado Consejo de Seguridad de Munich, la canciller alemana Angela Merkel aseguró al vicepresidente estadounidense, Mike Pence, que Alemania estaba comprometida con el acuerdo.
Desde la Segunda Guerra Mundial, Alemania se ha mostrado reacia a involucrar a sus militares en conflictos extranjeros, pero las tropas germanas han participado en operaciones en Malí y Afganistán, así como en esfuerzos de coalición contra el terrorismo del Estado Islámico.
Cerca de la frontera con Rusia
En el pasado mes de enero, Alemania comenzó a trasladar un contingente de 1.200 soldados a la base militar de Rukla, en Lituania, a tan sólo 100 kilómetros de la frontera con Rusia. En Febrero, decenas de helicópteros estadounidenses Chinook, Apache y Black Hawk tomaron posiciones en la ciudad alemana de Bremerhaven, completando la mayor acumulación de tropas de la OTAN en Alemania y en Europa del Este desde los tiempos de la Guerra Fría. El gobierno ruso, por su parte, ha condenado sistemáticamente esa concentración militar, interpretándola como una amenaza a la seguridad en la región.
«Este despliegue es, por supuesto, una amenaza para nosotros», dijo el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Aleksey Meshkov, el pasado 9 de febrero, concluyendo que «es obvio que los pasos de la OTAN aumentan gravemente el riesgo de incidentes».