Salud

16.000 euros por pasar dos meses sin levantarse de la cama


¿Un trabajo de ensueño? Mal pagado no está, 16.000 euros por tres meses, dos de ellos pasados en la cama. El pero (porque tenía que haber un pero): se trata de estar tumbado, todo el tiempo, durante 60 días. Ni pausas para el baño ni para comer ni, por supuesto, para estirar las piernas. Todo se realizará en la cama, tumbado con la cabeza levemente por debajo de los pies, y en todo momento, para cualquier acción o movimiento, al menos un hombro deberá estar pegado al colchón. Con este experimento, el Instituto de Medicina y Fisiología Espacial de Toulouse (Francia), busca recrear las condiciones de una estancia en el espacio para estudiar las formas de “atenuar los efectos indeseados de la ingravidez sobre el cuerpo humano” que sufren los astronautas tras largas misiones, como la que actualmente cumplen los últimos ocupantes de la Estación Espacial Internacional (ISS), entre ellos el francés Thomas Pesquet.

“Olvídate de esa magnífica sensación de tirarte a la cama tras un día de trabajo. Aquí, flotamos la mayor parte del tiempo”, cuenta el astronauta galo en una de las entradas del blog que mantiene sobre su aventura espacial, que durará seis meses. Aunque para Pesquet dormir flotando “no es nada desagradable” una vez se acostumbra el cuerpo, las consecuencias de esta casi permanente ingravidez sí que interesan, y preocupan, a los científicos, que quieren saber cómo se puede “preparar a los astronautas para su regreso a la Tierra” y a condiciones de gravidez.

Para ello, el centro de Toulouse está reclutando a una docena de hombres de entre 20 y 40 años que gocen de una “salud perfecta”, no fumen, tengan un índice de masa corporal de entre 22 y 27 y practiquen deporte de forma regular. Es decir, lo más parecido a un astronauta. Aunque en el pasado han hecho también estudios con mujeres, en esta ocasión solo se buscan a hombres para tener medidas estándar, explican desde la institución.

Tras dos primeras semanas de pruebas médicas, los seleccionados deberán permanecer tumbados durante 60 días en condiciones de ingravidez, con una inclinación de la cama de -6 grados que hace que “los líquidos del organismo migren hacia la parte superior del cuerpo, como se observa que sucede en el espacio”, explica el Centro. Durante estos dos meses, la mitad de los voluntarios deberán ingerir varias veces al día unas cápsulas de complementos alimentarios antioxidantes y antiinflamatorios a base de extractos naturales. El resto de los participantes en el proyecto no las tomará. De este modo, se pretende observar los efectos de este “cóctel” medicinal sobre los diferentes sistemas fisiológicos del cuerpo humano, desde el metabólico al sanguíneo o el vascular.

“Olvídate de esa magnífica sensación de tirarte a la cama tras un día de trabajo. Aquí, flotamos la mayor parte del tiempo”

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El centro acaba de terminar una primera fase de pruebas que comenzó en enero y concluyó con dos semanas de recuperación. Ahora ha abierto una nueva oleada de reclutamientos para una segunda fase de experimentos que tendrá lugar de septiembre a diciembre.

Entre los síntomas que se analizan entre los participantes y que también sufren los astronautas a su regreso: alteraciones del sistema cardiovascular, hipotensión postural (es decir, los mareos o hasta vértigo que se puede sentir cuando, tras permanecer mucho tiempo inmóvil, uno se levanta rápidamente) o incluso disminución de la masa muscular.

La salud de los astronautas no solo preocupa a los científicos europeos. También la NASA lleva tiempo estudiando los efectos de una prolongada estancia en el espacio en los humanos. Uno de los últimos ensayos lo protagonizan los hermanos Scott y Mark Kelly que, además de ser astronautas, son gemelos idénticos. El primero permaneció un año en la ISS. El “Estudio de Gemelos” está comparando datos de ambos hermanos de antes, durante y después de la aventura espacial de Scott Kelly con el objetivo de analizar los “efectos sutiles y los cambios que pueden ocurrir durante un viaje espacial en comparación con la Tierra”. Hasta 12 universidades participan en el estudio, que realiza diez investigaciones diferentes sobre los efectos del espacio, desde la respuesta inmunológica a posibles alteraciones en el ADN.

Como no es tan fácil encontrar a dos gemelos idénticos como los Kelly para realizar este tipo de estudios, el centro de Toulouse se contenta con hallar suficientes voluntarios con características similares a las de un astronauta. Pero el objetivo es el mismo y no solo mira al espacio. Los hallazgos también pueden servir, dicen los responsables, para mejorar el tratamiento de enfermedades como la obesidad, la diabetes o la osteoporosis, problemas más que terrenales y compartidos por millones de personas en todo el planeta.


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